viernes, 20 de agosto de 2010

El café sólo es un pretexto.

Tiempo a’ las abuelas decían que no había mañana completa sin un café.
Luego con los años, con la edad, uno comprende, que todo se trataba de una trampa. Sí, era esa la razón de obligarnos a mirarnos a los ojos, de intercambiar palabras, de escucharnos y saber, por qué lugares llevábamos los pasos.
El café, sí, solo es un pretexto.
Pretexto sexy, para ver a la persona que te gusta. Pretexto, para llamarle a alguien que extrañas. Para charlar con ese uno, que te hace reír, o pensar o… ¿qué se yo?

Es entonces que podemos echar la memoria hacia atrás… y recordar cada risa, cada beso, cada mirada, cada ilusión, o cada silencio que ha venido acompañado de una taza de café.

El café solo es un pretexto.  Y entonces así nosotros descubrimos que somos expertos en “pretextería”


[Vuélvete de grano/  Mézclate /Dórate al calor/ Sustrae tus alientos/ Vuélvete líquido/Humedécete/Multiplícate/Empieza de nuevo]

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